Dios Soberano: lleno de misericordia y amor
Él estaba decidido a usar todas sus influencias, su formación, su impecable educación judaica, para oponerse de manera contundente a la fe cristiana y defender sus tradiciones…

Sí, estamos hablando de Pablo, quien encerró en cárceles a muchos de los santos, con la autoridad que le dieron los principales sacerdotes; y cuando los mataron, dio su voto a favor. Y muchas veces, castigándolos en las sinagogas, los forzó a blasfemar; y se enfureció sobremanera contra ellos, los persiguió hasta en las ciudades extranjeras. (Hechos 26:9)
Hasta el día en que Jesús decidió cambiar el rumbo de su camino y salió a su encuentro, como lo describe Hechos 9:5, que dice:
Hasta el día en que Jesús decidió cambiar el rumbo de su camino y salió a su encuentro, como lo describe Hechos 9:5, que dice:
"¿Quién eres, Señor? Y él dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón."
Y más adelante en Hechos 9:15, le dijo el Señor: "Ve, porque instrumento escogido me es este, para que lleve mi nombre en presencia de los gentiles, de reyes y de los hijos de Israel."
Al final del capítulo 9 de Hechos, Pablo es bautizado. El Señor lo eligió, lo llamó y lo capacitó para llevar a cabo, a través de él, su precioso y poderoso plan. Dios soberano, hablando en ese tiempo y a nosotros también en este tiempo, por medio de Su Palabra.
Su tercer viaje misionero fue en la ciudad de Éfeso, donde predicó el evangelio por tres años. Éfeso era una ciudad importante por su comercio y cultura; sin embargo, también se practicaba el espiritismo y la magia. Eran adoradores de ídolos; de hecho, ahí se ubicaba el templo de Diana o Artemisa, una construcción más grande que el Partenón de Atenas.
La gracia de Dios obró en Éfeso, como leemos a continuación:
Al final del capítulo 9 de Hechos, Pablo es bautizado. El Señor lo eligió, lo llamó y lo capacitó para llevar a cabo, a través de él, su precioso y poderoso plan. Dios soberano, hablando en ese tiempo y a nosotros también en este tiempo, por medio de Su Palabra.
Su tercer viaje misionero fue en la ciudad de Éfeso, donde predicó el evangelio por tres años. Éfeso era una ciudad importante por su comercio y cultura; sin embargo, también se practicaba el espiritismo y la magia. Eran adoradores de ídolos; de hecho, ahí se ubicaba el templo de Diana o Artemisa, una construcción más grande que el Partenón de Atenas.
La gracia de Dios obró en Éfeso, como leemos a continuación:
"Y esto fue notorio a todos los que habitaban en Éfeso, así judíos como griegos; y tuvieron temor todos ellos, y era magnificado el nombre del Señor Jesús. Y muchos de los que habían creído venían, confesando y dando cuenta de sus hechos. Asimismo, muchos de los que habían practicado la magia trajeron los libros y los quemaron delante de todos; y hecha la cuenta de su precio, hallaron que era cincuenta mil piezas de plata. Así crecía y prevalecía poderosamente la palabra del Señor."
-Hechos 19:17-20
Después de estos años, Pablo se dirigió a Jerusalén y fue prisionero en Roma. Desde ahí, y atendiendo a las situaciones de las iglesias en ese momento, escribió la carta a los Efesios, en donde leemos en el capítulo 2, del 4 al 7 que comienza con un "Pero Dios..."
La palabra "pero", con la que inicia el texto, es una conjunción adversativa. Según el diccionario, une palabras, frases u oraciones para expresar un contraste. Sirve para expresar una oposición o un reparo a lo que se ha dicho antes. Sirve para contrastar o introducir una objeción.
En este caso, y para nuestra “fortuna,” es una hermosa palabra que nos da una oportunidad: a pesar de mi condición, hay esperanza, no todo está perdido. A pesar de la condición del ser humano… Dios es distinto.
A pesar de que nuestro estado es de muerte, sumidos en nuestros delitos y pecados, esclavos de la voluntad de la carne y siendo hijos de ira, en contraste, Dios, por Su naturaleza, tiene un plan diferente. En este texto identificamos dos de sus atributos: Su gran misericordia y Su gran amor por nosotros.
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó… Él es misericordioso. Él nos dio vida juntamente con Cristo.
Recordemos que esta carta, escrita por el apóstol Pablo, tenía como propósito exhortar a un pueblo que ya había reconocido y aceptado las bendiciones de su Redentor. Pablo habla desde su propio testimonio: él, siendo enemigo del evangelio, fue elegido, perdonado, transformado y usado. Tanto en ese tiempo como ahora tenemos la oportunidad de reconocer las enormes riquezas otorgadas a los creyentes por la inmerecida gracia de Cristo Jesús. Apreciar celosamente la herencia que Dios nos ha concedido y caminar en este mundo respondiendo con responsabilidad, sabiéndonos hijos del Dios todopoderoso, imitando con valentía y fortaleza al que entregó su vida por la nuestra, el que se despojó de Su reino para ser sacrificio vivo para limpieza de nuestro pecado.
Somos herederos juntamente con Él, y como tal debemos andar. Esta semana sea el Señor en nuestros pensamientos, palabras y acciones. Dios nos ayude a honrarlo y glorificarlo. Amén.
La palabra "pero", con la que inicia el texto, es una conjunción adversativa. Según el diccionario, une palabras, frases u oraciones para expresar un contraste. Sirve para expresar una oposición o un reparo a lo que se ha dicho antes. Sirve para contrastar o introducir una objeción.
En este caso, y para nuestra “fortuna,” es una hermosa palabra que nos da una oportunidad: a pesar de mi condición, hay esperanza, no todo está perdido. A pesar de la condición del ser humano… Dios es distinto.
A pesar de que nuestro estado es de muerte, sumidos en nuestros delitos y pecados, esclavos de la voluntad de la carne y siendo hijos de ira, en contraste, Dios, por Su naturaleza, tiene un plan diferente. En este texto identificamos dos de sus atributos: Su gran misericordia y Su gran amor por nosotros.
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó… Él es misericordioso. Él nos dio vida juntamente con Cristo.
Recordemos que esta carta, escrita por el apóstol Pablo, tenía como propósito exhortar a un pueblo que ya había reconocido y aceptado las bendiciones de su Redentor. Pablo habla desde su propio testimonio: él, siendo enemigo del evangelio, fue elegido, perdonado, transformado y usado. Tanto en ese tiempo como ahora tenemos la oportunidad de reconocer las enormes riquezas otorgadas a los creyentes por la inmerecida gracia de Cristo Jesús. Apreciar celosamente la herencia que Dios nos ha concedido y caminar en este mundo respondiendo con responsabilidad, sabiéndonos hijos del Dios todopoderoso, imitando con valentía y fortaleza al que entregó su vida por la nuestra, el que se despojó de Su reino para ser sacrificio vivo para limpieza de nuestro pecado.
Somos herederos juntamente con Él, y como tal debemos andar. Esta semana sea el Señor en nuestros pensamientos, palabras y acciones. Dios nos ayude a honrarlo y glorificarlo. Amén.

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