Los tiempos en que vivimos

¡Buenos días! Saludos desde Sinaloa. No hay mejor manera de comenzar la semana que saciándose de la verdad, bondad, y misericordia que Dios nos otorga libremente. La fuente de procedencia de todas Sus bendiciones es la Palabra. Al oír Su Palabra, que Él de su voluntad pronuncia para que la escuchemos, podemos creerla y recibir todo lo que necesitemos para la vida —la vida que sea agradable para Él.

En esta ocasión quisiera que tomemos de estos dos versículos (Charly solo me dio chance para dos versículos):

No están necesariamente relacionados. Pero son dos muy adecuados para los tiempos en que vivimos.

El primero nos recuerda el fundamento del evangelio. Dios quiere bendecirnos con vista espiritual a través de Jesús. Quiere que percibamos en plenitud la realidad sobre nuestra existencia y nuestro propósito en Él. En el contexto, hay un juego de palabras entre la ceguera espiritual y la física. La ceguera espiritual es el orgullo.

Entonces hoy andemos en Luz, en sinceridad, en confesión: no veo, no puedo, no soy bueno en mí mismo; para que Dios conceda vista, poder, y justicia de Él.

El segundo versículo se encuentra en la historia de Esteban, un creyente ordinario, pero sí lleno del Espíritu Santo y sabiduría. Esta es la voluntad de Dios para nosotros en estos últimos tiempos. Debemos permitirle a Dios llenarnos del Espíritu y saturarnos de Su Palabra, porque más que nunca necesitamos una razón, primero para nosotros mismos y después para los demás, del porqué nuestra vida es Jesús.

Más prácticamente… pasa tiempo en Su Palabra. Mucho tiempo. No algo rígido y académico, ni por deber. Permite que se vuelva algo que captura tu interés. Permite que sea un tiempo donde Dios te enseña, te prepara, y te habla personalmente. Permite que sea un tiempo donde el limpia y corrige pensamientos tuyos en cada área de tu vida y te explica los porqués donde sea necesario. Y dos… confía en el Espíritu plenamente, para que en Palabra y en hecho, nadie tenga nada qué decir contra ti. ¡Buena semana!